Hace como tres semanas estuve visitando a una amiga en Suecia. el país es muy bonito, las costumbres muy pintorescas, el clima una basura, los españoles muy majos, las fiestas muy peregrinas, el Jägermaister muy marrón… Lo típico, vamos. El mayor problema es la comida. Con un sueldo de estudiante erasmus no te puedes permitir muchas maravillas, así que los precocinados cutres están a la orden del día. ¿Que qué hicimos? Pues obviamente estirar nuestro dinero todo lo posible: nos compramos 1 kg de albóndigas de las más baratas. ¿Que qué pasó? Pues que tenían un tiempo medio de vida en el paladar de 20 horas y nos pasamos hasta que me fui con un sabor muy albondigoso como protagonista de nuestro tragar saliva de cada día. Es que ni con alcohol se iba, y mira que bebimos, y mira que así acabamos algunos.
El caso es que le prometí a La Cari que cuando volviese a España le haría albóndigas para demostrarle que el mundo puede ser un lugar maravilloso y como hacía mucho que no cocinaba nada ni con curry ni con cerveza y tenía la tarde libre y medio kg de carne picada que me miraba con ojitos desde la nevera, el otro día decidí arriesgarme y dar un paso más hacia la excelencia culinaria y los platos que requieren un poco más de arte que simplemente «remover y calentar». Ha llegado la hora de dar vida a las albóndigas más monas de la ciudad: ¡las almóndigas!
Ingredientes (2 con hambre, 3 moderaditos):
-500 g de gusanitos de ternera
-1 cebolla
-1 manzana
-1/2 lata de cerveza
-1 vaso de leche
-3 ajos
-Perejil
-Curry
-1 huevo
-Aceite
-Sal
-Pimienta
Preparación:
Cogemos la XBox y echamos un par de partiditas online al Street Fighter X Tekken, damos lo mejor de nosotros y vemos cómo nos dan canteca a lo más grande. Con la furia y rabia calentitas, cogemos los ajos y el perejil y los pasamos por el mortero hasta que ni mamá ajo ni papá perejil pueda reconocerlos. Le sumamos el huevo, lo batimos, salpimentamos y añadimos la carne. Le damos una par de vueltas, lo estrujamos bien, le damos el masajito cárnico de rigor y dejamos reposando 1 o 2 horas en la nevera para que se hagan un continuo peptídico. No hace falta que os diga a qué me dediqué durante ese tiempo, ¿no?
Calentamos aceite en una sartén, le damos forma a las albóndigas, harinamos y les damos una pasada hasta que se doren. Mi primera vez friendo albóndigas y no han terminado en bolognesa. Auto high five, que me lo he ganado. Sacamos del fuego y reservamos.
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Porque por dentro estaban crudas, que si no vas a ver cuánto habrían durado |
Renovamos el óleo y pochamos la cebollita y la manzana con muuuucha calma hasta que estén jugositas. Ahí añadimos la media lata de birra, nos bebemos la otra media y esperamos a que se reduzca la salsa para mandar a Liam al chino a por leche, echarle la leche y voolver a esperar a que se reduzca la salsa. En este punto maravilloso de la cocina, probamos, corregimos la sal, añadimos los redondeados cachos de carne muerta y dejamos 5 minutitos tapado a fuego lento para que se consume la magia.
Cuando todo está listo, comprobamos que están bien hechas por dentro, probamos una, experimentamos el éxtasis y… ¡aaaaaaaaaaaaaaaaafregaaar!