-Tío, te acuerdas de cuando hacíamos recetas estrambóticas y las poníamos en el blog de cocina de mi madre?
-Tronco, eso no ha pasado nunca.
-Ah sí?
-Sí
-Seguro?
-Tan claro como la piel del trasero de un integrista religioso en verano.
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Hacía mucho que no pasaba por aquí, es cierto, y lo siento; simplemente me había quedado sin ideas interesantes que publicar. Lo malo es que cada semana que pasaba sin cocinar nada interesante me iba poniendo más y más nervioso, consciente de que a mayor espera, más bombástico tendría que ser el regreso. Lógico, ¿verdad? Así que entonces… ¿qué hacer? ¿Cómo saber qué elección sería la adecuada para volver?
Al final, como todo en esta vida, la respuesta era la más sencilla: algo demasiado curioso como para que sea imposible que no quieras darle un bocado.
¡Cheesburguer Pizza!
Ingredientes:
-700 g de carne picada
-Un huevo
-Un par de ajos
-Orégano
-Perejil fresco
-Mozzarella fresca
-Mozzarella rallada
-Queso gouda en lonchas
-Tomate triturado
-Sal
Bueno, la masa de pizza ya la explicamos hace no mucho, así que pasamos página.
Para las minihamburguesitas, machacamos los ajos con el perejil en el mortero y lo mezclamos con el orégano, el huevo y la carne picada. Dejamos reposar aprovechando que tenemos que esperar a que la masa suba y cuando pase una horita o así (en qué invirtáis este tiempo es cosa vuestra, aunque yo recomiendo encarecidamente la caza de gamusinos con batamanta) les damos forma (nosotros hicimos 9 tirando a gorditas porque nos gustan jugosas y no se nos da bien la escultura con carne picada, pero por mí como si queréis hacer 20 con forma de patito… Eso sí, si lo hacéis mandadme la foto).
Cuando la masa está lista, la extendemos con el rodillo, le damos la forma adecuada, la colocamos en la bandeja en cuestión (nosotros utilizamos la rejilla del horno, pero es que estamos mu locos. No lo intentéis en casa) y empezamos a añadir los ingredientes:
- Tomate triturado, orégano y sal
- Minihamburguesitas
- Minilonchas de queso
Después de esto, con el horno precalentado a 230º en la posición esa de que solo irradia por debajo, colocamos la maravilla dentro de su camita infernal. Para bandejas de pizza normales lo suyo es colocarla en la altura más baja posible, pero si decidís probar la locura de la rejilla es mejor optar por una altura intermedia para que no se chamusque la masa por debajo.
Dejamos unos 15′ o hasta que veamos bien el punto del queso y… ¡a comer!