No sé qué tienen esas tres palabras que suenan tan bien juntas; coliflor, curry, coco. Será la colocación fonética de las ces, la suavidad de la efe rebotando contra el principio de la siguiente, o la cacofonía concupisciente de la catatonia apocopada; aunque me lo acabe de inventar y no signifique nada.
Y eso que lo normal es pensar que la coliflor es una crucífera de esas de las de siempre y que con ella poco se puede hacer. Ya me dirás tú a mí a qué loco en su sano juicio se le ocurre echarle curry a una coliflor. Para algunos es poco menos que sacrilegio, y a mí por poco me queman las pestañas en casa a base de fulminarme con la mirada cuando me vieron.
Pues bien, resulta que, si los cocinas juntos, combinan fenomenal. Además le da una perspectiva nueva a la coliflor, más allá de la mayonesa, la besamel y el aceite. Suma las propiedades cuasimágicas de las crucíferas (estupendas para una buena salud hormonal), los superpoderes del aceite de coco (rico en ácidos grasos saturados de los que normalmente somos deficitarios) y el exotismo del curry. Le aporta una variedad bastante maja que es capaz incluso de hacernos olvidar que estamos comiendo coliflor. ¡Toma! Y encima es tan fácil que da casi vergüenza. ¡TOMA!
No sé por qué, pero la cara de Joe Perry se da un aire a una coliflor, y como estamos en plan hindú…
Ingredientes (para 2):
- 1 coliflor
- 1 diente de ajo
- Curry en polvo
- 1 cucharada de aceite de coco
- Sal