Esta ensalada es especial, la combinación de ingredientes gusta incluso si el calabacín no. Tiene personalidad y presencia, nada sorprendente viniendo de Yotam Ottolenghi, para mí un tipo más que interesante.
Mucho más que un plato sano, una delicia.
Ingredientes 6 personas: (gr=gramos, cs=cucharadas soperas, cm=centímetro)
800 gr de calabacines pequeños (mejor de cultivo ecológico)
40 gr de avellanas tostadas
5 cs de aceite de oliva virgen
1 cs de vinagre balsámico de Módena
150 gr de brotes verdes variados
80 gr de parmesano en virutas
Sal y pimienta negra
Preparación:
Calentar una parrilla de hierro a fuego fuerte.
Mientras se calienta, quitamos los extremos de los calabacines, los cortamos en diagonal en rodajas de 1 cm de grueso. Los ponemos en un cuenco grande, añadimos sal y pimienta, removemos y añadimos la mitad del aceite.
Los asamos en la plancha 2 minutos por cada lado, tienen que quedar marcados con las líneas de la parrilla pero al dente.
Devolvemos al cuenco anterior y rociamos con el vinagre de Módena, removemos bien y dejamos enfriar.
Esta es la magia de esta ensalada, los calabacines «grilladitos» (vaya palabro me he marcado), al dente, con el aroma del vinagre en caliente. Una delicia.
Mientras se enfrían machacamos las avellanas en un mortero, no hay que dejarlas hechas polvo, mejor en gránulos, que se noten.
Cuando estén fríos montamos la ensalada, una fuente amplia y plana, ponemos los brotes de ensalada, por encima los calabacines, las avellanas y las virutas de parmesano cubriendo el conjunto. Rociamos con el aceite restante.
Buenísimo, nunca el calabacín estuvo tan guapo.
Fuente: El gourmet vegetariano, Yotam Ottolenghi