En mi afán por no prestar ni media neurona de atención en clase, el otro día me encontré intercambiando sabiduría culinaria con la más maternal de mis colegas. Yo envidé con el tema de que soy más carnívoro que una pantera y ella me respondió con un bacalao dourada de órdago (en realidad lo llamó bacalao en salsa de nata y yo lo llamaré de otra forma, pero para que sepamos de qué estamos hablando). Eso tenía que probarlo, pero no me fiaba del paladar del pelirrojo. Necesitaba un conejillo de indias.
Como ya he comentado más de 12 veces, el caos se ordena solo y como le caigo bien porque no paro de hacerle propaganda, en menos de 24 horas recibí la llamada del ahorro: «¿Bueno, y cuándo voy a ver tu casa?». Sangre fresca. ¡A por ello!
Ingredientes (para 3 con hambre):
-1 kg de bacalao
-4 patatas no muy grandes
-1 cebolla
-2 dientes de ajo
-Aceite a mansalva
-Pimienta
-Sal
-200 ml de nata
Preparación oficial:
Es fácil como ponerse un bol de cereales (mmm…Cereales… ¿Algún Madrileño sabe dónde puedo encontrar Cheerios?). Se sofríe la cebolla muuuy picadita con los ajos laminados en aceite y horneamos las patatas al microondas. Cuando la mezcla tiene buen color, añadir sal, pimienta y el bacalao desmigajado, darle un par de vueltas y sumarle las patatas bien deconstruidas. Cuando esté prácticamente listo, añadimos la nata y dejamos que se reduzca. Probamos el punto y listo.
Ahora lo que hice yo…
Es fácil como chuparse el codo. Se sofríen los ajos y… Leche, me he pasado con el fuego. ¡Rápido! ¡Echa la cebolla y bájalo a ver si se calma! Bien, muy bien… ¿Me echas un cable? Puedes pelar las patatas?
(5 minutos después)
Va, me acabo de dar cuenta de que no había que pelarlas… Ahora. En fin, a ver que las meto al microondas. ¡Copón! Baja el fuego y mueve eso, porfa, que se nos va a desgraciar. ¡Madredediosbendito! Qué negro está eso… Bueno, a ver, las patatas… No están hechas. Perfecto. A la mierda, a la sartén y que se terminen de hacer.
(2 minutos después)
¿Pero qué pasa con esto? ¿No va a dejar de chupar aceite nunca? Bueno, paso, vamos a echar el baca… Esto… Oye, ¿te importa si en lugar de desmigajarlo pongo los lomos enteros? Porque creo que no nos da tiempo… Bueno, como sea, pongo los lomos. No, espera, quito los lomos, que se me ha olvidado la sal y la pimienta. Va, ahora sí, pongo los lomos, lo tapo un poco y a esperar.
(5 minutos después)
¿Pero todo este agua de dónde ha salido? Madre… Bueno, a ver, echa la nata y a ver si lo apañamos. Ups, creo que se está pegando un poco… Un poco bastante… Vamos, que ha surgido el amor entre la sartén y las patatas, qué bonito… Bueno, por lo menos algo liga en esta casa. Muy bien, pensemos… ¿El bacalao no tenía que desmigajarse? Pues a la mierda, lo desmigajo ahora. Remueve, remueve… Si al final me va a quedar de libro, ya verás. ¿Cómo se llamaba esto de hacer las cosas por la vía que no es la estándar? ¿Pensamiento lateral?
(3 minutos después)
A ver, el punto de espesura, el punto de sal, el punto de calor… Ábrete un vino, anda.
(1 minuto después)
Oye, pues esta cosa está de coña. Si ya te decía yo que el caos se ordena solo…