La deshidratación es una técnica antiquísima de conservación de alimentos y también es una técnica de futuro, los alimentos deshidratados pesan muy poco, ocupan muy poco espacio, no requieren energía para su conservación (al contrario que los congelados), están listos para utilizar y nos permiten comprar los productos cuando están baratos y disfrutarlos largo tiempo. Al eliminarse el agua, los microorganismos no pueden proliferar, es la base de algo tan simple y tan genial.
El otro día compré dos bandejas de guindillas, rojas tipo thai y verdes tipo Ibarra, nos encanta un toque de alegría en los salteados al wok pero claro, tanta alegría podía matarnos…
El tema es que las deshidraté en el horno a 70ºC durante 12 horas y ahora tendremos guindillas para todo el invierno. Es fácil, divertido y responsable conservar lo que no vamos a usar…
Para utilizar se pueden meter un rato en agua para rehidratarlas pero en el caso de las guindillas no merece la pena. Les quitamos las pepitas, las partimos en tiritas y las añadimos al plato que estemos preparando.
Me gustan mucho mucho…
Ingredientes:
1 bandeja de guindillas rojas
1 bandeja de guindillas verdes
Papel de horno o papel vegetal
Preparación:
Lavar las guindillas y dejar secar, en una rejilla de horno cubierta de papel especial para horno o papel vegetal disponer las guindillas extendidas.
Introducir en el horno a media altura, 80ºC posición aire. Dejar 12 horas. Pasado el tiempo abrir el horno, dejar enfriar y guardar en bolsas con cierre o en botes con tapa.
Más simple es difícil,
[…] cualquier ingrediente en un festival de sabores y texturas, eso sí, siempre con un toque de guindilla, mejor si las secamos en casa. En este caso teníamos unas espinacas languideciendo y un resto de […]