Estos bizcochitos me encantan, esa mezcla de limón y jengibre, esas formas tan rococó, tan coquetos, tan ricos, tan decorativos. La misma fórmula se puede hornear como bizcocho grande o en moldes de magdalenas, o de cake alargado, pero no se puede negar que apetece morder estas formas de mini-bundt.
La repostería casera tiene un punto emocional innegable, hornear en casa, ese aroma, saber qué ingredientes llevan nuestros dulces, mezclarlo todo. Tiene un carácter ritual y de construcción de recuerdos que me puede. Batir a mano es una opción, si vamos a hornear a menudo merece la pena tener una amasadora, para elegir mira aquí.
El ideal es hornearlos en los moldes metálicos originales pero con su versión más humilde de silicona han quedado estupendos.
¿Jengibre? Este vídeo tiene sentido; lo juro.
Ingredientes 12 mini bundt-cakes o bizcochitos:
- Ralladura de medio limón ecológico
- 30 ml de zumo de limón
- 200 gr de harina de trigo con levadura (tipo Bizcochona)
- 1 pizca de bicarbonato
- 1 cc de jengibre molido
- 1 cc de extracto de vainilla
- 1 pizca de sal
- 60 gr de jengibre confitado troceado
- 120 gr de mantequilla
- 200 gr de azúcar blanco
- 2 huevos
- 90 ml de leche con unas gotas de limón (o buttermilk)
Preparación:
Debemos tener la mantequilla a temperatura ambiente.
Exprimir el limón y rallar su piel, unir y reservar.
Tamizar la harina con el bicarbonato, la sal y el jengibre molido.
Engrasar los moldes que vayamos a utilizar con una brocha aceitada o con mantequilla.
En el bol de la amasadora ponemos la mantequilla con el azúcar y batimos con el batidor plano a velocidad media-alta durante 5 minutos o hasta obtener una mezcla espumosa, añadir los huevos y continuar batiendo un par de minutos.
Añadir el limón con la ralladura, la vainilla, la leche con limón y el jengibre confitado al bol y seguir mezclando a velocidad media, bajar la velocidad al mínimo y añadir la mezcla de harina. En cuanto se haya incorporado la harina paramos la máquina.
Lógicamente esta mezcla e incorporación de ingredientes se puede hacer a mano batiendo en un cuenco sin ningún problema. A veces hasta apetece.
Para facilitar la distribución de la masa en los moldes yo pongo la mezcla en una manga pastelera y desde ahí relleno los huecos de los moldes.
Cocemos en el horno a 170ºC durante 25 minutos, comprobamos que están bien cocidos pinchando con un palillo y comprobando que sale limpio. Dejamos reposar fuera del horno dentro del molde 10 minutos, desmoldamos y dejamos enfriar completamente antes de guardar en una lata o en una bandeja cubierta con una campana de cristal.
Se pueden espolvorear con azúcar glas o comer tal cual, el aroma y el sabor merecen la pena.
Fuente: DeNikatessen un blog que seguimos fielmente
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