Me gustan cada vez más las masas saladas, las empanadas, empanadillas, cocas, pizzas y cómo no… ¡la quiche!
Creo que es la quiche es, de todas ellas, la más fácil de preparar. Sobre todo si utilizamos las masas que venden frescas, son correctas si no queremos complicarnos como en esta ocasión.
Sobre una mezcla de huevos, nata y queso hacemos variaciones añadiendo diferentes ingredientes, vegetales o animales. Si jugamos con el tipo de nata o crema y el queso las posibilidades son enormes.
Ya probamos nuestra quiche de calabacín, gambas y parmesano, la quiche ligera de brócoli o la quiche de puerro y champiñón. Hoy espinacas y jamón serrano, buenísima y diferente por completo a las anteriores.
La recomiendo
Ingredientes:
1 lámina de masa quebrada (usé de LIDL)
200 g de espinacas frescas
50 g de jamón serrano
3 huevos
100 g de queso manchego curado rallado
120 ml de nata ligera
Preparación:
Precalentar el horno a 180º.
Estirar la masa sobre el papel vegetal donde viene enrollada. Ponerla sobre el molde presionando con los dedos con el papel entre el molde y la masa, no hace falta engrasar el molde porque el papel vegetal hace de lámina separadora para desmoldar sin problema.
Pinchar el fondo con un tenedor y poner legumbres secas por encima. Horneamos durante 15 minutos. Esto se llama hornear en blanco o a ciegas, evita que la masa quede blanda.
Sacamos del horno, quitamos las legumbres y reservamos la masa. El horno no lo apagamos, mantenemos caliente a 180ºC.
Batimos los huevos, añadimos el queso, la nata y el jamón picado. Mezclamos bien. Mejor no añadir sal que el queso y el jamón son muy sabrosos.
Con las espinacas hay dos opciones, (i) picarlas crudas y mezclarlas con el batido (lo recomiendo), o (ii) cocerlas antes al vapor y extenderlas escurridas sobre la masa. Esta vez apliqué la segunda porque puse más espinacas de las indicadas y el volumen en crudo era demasiado.
Verter la mezcla de huevos y repartir bien.
Llevar otra vez al horno durante 30 minutos, o hasta que tenga este aspecto.
Y a la mesa