Tenemos un jamón, sí señores, lo tenemos, y cada día que pasa tenemos menos; son cosas que pasan. Lo malo de que seamos primerizos en el noble arte de despachar un jamón como Dios manda es que se nos quedan resquicios a los que uno no sabe cómo llegar con la especia de katana esa que es el cuchillo jamonero medio, por lo que te encuentras con pequeñas zonas, antaño rosadas, que van perdiendo su tersura día a día y que te miran con ojos de: «Mira, si hubieses sabido cómo cortarme ahora no estaría aquí atrapado.»
Esto no puede ser, ¡tenemos que salvarlos! ¡Niño, saca las lentejas!
Ingredientes (para vetetúasabercuántascomidassalendeesto):
-500 g de lentejas
-1 cebolla
-1 zanahoria hermosota
-1 diente de ajo
-Taquitos de jamón resecos de esas partes de la pata que ya se han echado a perder pero te da pena tirar
-Pimentón
-Sal
-Aceite
Preparación:
Antes de empezar a flipar ponemos las lentejas a remojo, preferiblemente toda la noche, pero a mí no me ha dado tiempo y han estado tres horicas ahí rehidratándose. Al final ha sido suficiente.
He aprovechado la ocasión para estrenar mis cuchillos cerámicos nuevos (¡oh, seh, nena! ¡La cocina empieza a tener caché!) con más cuidado que si llevase una bomba atómica en monociclo, que uno de mis meñiques ya sufrió media amputación por culpa de un utensilio de la familia. Al ajo, que lo primero es picar el idem, la cebolla y la zanahoria y dejar pochando en la olla mientras nos remangamos, cogemos el jamonero y nos ponemos manos a las virutillas.
Lo malo de sacar la materia prima directamente de la fuente es que… bueno, digamos que al final se exceden los objetivos y que… vamos, que de paso que cogía los restos secos me comí medio jamón por el camino (y muy rico, oye. No me arrepiento de nada). En fin, que echamos el jamón al vals del pochamiento, le damos un par de vueltas, añadimos lentejas, cubrimos con agua fría y ponemos a fuego medio. Esperamos hasta que rompa a hervir y vamos bajando la potencia de modo que la ebullición no sea violenta.
A medio camino, en lo que se hace la magia, añadimos el pimentón (par de cucharaditas) y corregimos la sal. Después todo lo que queda es tener paciencia (unos 40 mins) y disfrutar del trabajo bien hecho.
¡Que aproveche!