Hace poco que me he iniciado en el mundo del pan y es mágico, hay un antes y un después, es un camino de no retorno porque tras comer pan casero no es fácil volver al pan industrial… La miga, la textura, el sabor, lo mejor los olores, todo es más auténtico, dura varios días y admite cantidad de variaciones.
La red está llena de blogs y especialistas en el tema, yo me estoy iniciando con ellos y con el libro Pan y bollería con TMX, este pan incluido.
Normalmente el pan es un acompañamiento para cualquier plato y es curioso porque el pan hecho en casa es una comida en sí mismo, con un chorrito de aceite de oliva ya ni contar… Y luego está todo el componente de respeto, de historia, de alimento fundamental que al hacerlo en casa devuelve al rito, al concepto de hogar, de cuidado, de familia… Todavía hay personas que antes de tirar el pan duro a la basura lo besan y no creo que esto suceda con ningún otro alimento.
Como decía, antes de estos experimentos mi contacto con el pan hecho en casa había sido con panificadora, y es un paso en sí porque ya permite prescindir de esos panes de molde industriales llenos de aditivos que podemos encontrar en todas partes. El hacer el pan en casa, en el horno, es un salto cualitativo que abre todo un mundo de posibilidades cuya versión más simple es este pan de barra.
Ideal para la mesa pero especialmente bueno para bocadillos, lo hice ayer y guardado en bolsa de tela todavía está perfecto para comer.