Me encantan los trastos de cocina, aparatos, cazuelas, sartenes, cuchillos, platos, vasos, copas… todo…
Los que tengo la verdad es que los amortizo, los uso, abuso, los olvido, los recupero… Me horroriza el consumismo y comprar para no utilizar así que supongo que lo hago por justificarme. En 2002 mi obsesión anti-aditivo innecesario a la comida me llevó a comprar La Cocinera de Breadman, calculé que sólo si dejaba de comprar pan de molde y lo hacía yo misma, en 2 años estaría amortizada… mente retorcida…
El tema es que un poco después descubrí un aparato similar en El Corte Ingles por la séptima parte del precio de éste … ejem… la locura … Historias aparte lo cierto es que sigo probando nuevas recetas y sigo sorprendiéndome del sabor que tienen. Como se produce la cocción en un volumen tan reducido y los tiempos son largos el efecto es muy de ‘buena cocina’ los sabores se matizan y es tan cómodo que parece mentira.
Con pollo hay varias recetas simpáticas, ésta es una de mis preferidas…